En Agosto pasado fui a Copenhague a participar en un congreso de diseño presentando un artículo de investigación relacionado a la experiencia de uso. Tenía muchas ganas de visitar esta ciudad ya que es una de las más amigables para los ciclistas. Mientras esperaba el registro en el hotel tomé un periódico, me llamó la atención una nota en la primera plana, mencionaba que en los próximos años, quieren convertirla en la ciudad más amigable del mundo para ciclistas. Viendo el panorama de otros países es muy probable que lo logren.
Figura 1. Leyendo en bicicleta
Andar en bicicleta en esta ciudad es tan
natural, tan sencillo, tan fácil. Una tarde, mientras cenaba en una pizzería estuve
observando a los ciclistas, pasó una mujer pedaleando con su bicicleta de carga
y paseando a su perro. Más tarde, en una bicicleta similar un hombre conducía, mientras una mujer iba leyendo.
Después pasó una familia, los niños iban atrás pedaleaban su bicicleta. Pensé
que sí eso lo viera en Londres, o México, me quedaría una impresión de
irresponsabilidad por parte de los padres. Es sorprendente ver a niños/as de 5
y 6 años usar la bicicleta en las ciclopistas con tanta confianza, sobretodo
porque esos niños son los ciclistas futuros. En otras palabras, mientras en
Londres, Nueva York, la Ciudad de México se está tratando de formar a ciclistas,
conductores, peatones, a interactuar respetuosamente, en Dinamarca ya hay varias generaciones formadas.
Otro aspecto notable es que estos
ciclistas en diferentes momentos son automovilistas, usan el transporte público
y también son peatones. Esto genera una visión integral de la situación, ser peatón,
conductor, o ciclista permite entender la situación de los demás. Esto lo
menciono porque es común percibir las cosas sólo desde una perspectiva, como
resultado los conductores creen tener derecho exclusivo sobre las calles, y es
frecuente que los ciclistas no respeten a los peatones. Además, los peatones caminan
por las ciclopistas obstruyendo el paso y al mismo
tiempo poniéndose en riesgo.
Figura 3. Bicletas viajando en tren
La infraestructura de Copenhague promueve el uso de la bicicleta, pero también
es una zona de tolerancia. Las calles
son muy amplias y hay espacio para todos, peatones, automovilistas, ciclistas. Hay un sistema organizado para utilizar la
bicicleta como un medio de transporte seguro y confiable, que a su vez se
complementa con el resto del sistema de transporte. La transición para los
ciclistas al usar otros medios como el metro o tren es muy sencilla. Cuando
menciono la palabra transición, me refiero a
que la propuesta de diseño está
bien integrada al sistema, al grado de que las personas lo sienten parte de su
medio ambiente y la interacción entre los elementos del sistema se da de forma fluída. Por ejemplo, el tren cuenta con vagones especiales para aparcar las bicicletas,
mientras el ciclista puede irse a sentar cómodamente durante el trayecto. En el
metro los espacios también son muy amplios para viajar con la bicicleta sin
problemas.
Figura 4. Bicicleta viajando en metro
En todo este sistema organizado y
funcional del uso de la bicicleta los diseñadores tienen mucho que decir y
hacer, en el caso específico de países como
Dinamarca y Holanda hay un interés permanente de diseñar objetos
relacionados a la bicicleta. En la escuela
de diseño Dinamarca: Danmarks DesignSkole, en la exhibición de proyectos anuales 2011, se presentó el diseño
del sistema de renta de bicicletas (parecido al proyecto ecobici de la ciudad de México). La idea era generar un
diseño holístico del sistema que incluía: la bicicleta, la identidad gráfica,
la propuesta de negocio, los parqueaderos, y la aplicación para teléfonos o
tabletas electrónicas.
Figura 5. Diseñando sistemas
De
todo lo anterior, concluyo que:
El diseño está mejor integrado en esos
países escandinavos en aspectos
cotidianos. No todo es mobiliario y hay una búsqueda permanente para mejorar los
servicios como estrategia del bien común. El éxito de la bicicleta no se debe únicamente
al objeto, es igual de importante como se construye el sistema del que es parte
integral.
De tal forma, es importante considerar si
el diseño que estamos creando debe de ir acompañado de un sistema integral para
que funcione óptimamente. Visualizar el problema de forma total, y generar una
solución de igual magnitud es fundamental, aunque eso signifique que no
tengamos que diseñar un artefacto en específico.
Finalmente, participar en el diseño de
sistemas como el que describí en esta entrada es algo que disfrutaría hacer
como diseñador.
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