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¿Qué me gusta de ser diseñador?

Hace poco más de diez años comencé a trabajar como diseñador industrial en una empresa que manufacturaba productos rotomoldeados. Durante las primeras semanas de mi integración, estuve leyendo y aprendiendo las reglas del proceso de manufactura. Una vez que me familiarice con el proceso me comenzaron a asignar proyectos, primero un bote de basura, después una tarima, más adelante un contenedor, una casa para perros, etc. El proceso de diseño era directo, el cliente solicitaba el producto y especificaba sus necesidades. A partir de éstas comenzaba a realizar bocetos, después  modelos 3D  y finalmente  imágenes digitales (renders). Lo anterior, no sin antes discutir las  ideas con un equipo de trabajo conformado por  ingenieros industriales, mecánicos. Todos los integrantes del equipo  revisábamos la viabilidad y complejidad de los productos a manufacturar. Posteriormente seleccionábamos una propuesta y realizaba los planos técnicos para construir el molde. En este punto tenía que supervisar su construcción y aprobarla cuando estaba listo. Después de algunas semanas todo estaba preparado para producir la pieza.

Una de las cosas que tengo presente y que marcaron mi vida profesional es la emoción que sentía al ver los productos salir del molde. Sentía un poco de nervios, por un lado era la prueba final, mostraba que habíamos considerado adecuadamente los parámetros del proceso. Por otro, era muy emocionante ver un producto que había imaginado y que ahora tenía propiedades físicas. Cuando el producto estaba listo lo revisaba, visual y táctilmente. Me gustaba sentir sus texturas, volumen y geometría. También me parecía interesante que otras personas pudieran verlo y tocarlo. Esos momentos estaban llenos de intensas emociones, que son complicados de explicar. Sin embargo, experimentar esa sensación es algo que siempre recuerdo.

 Figura 1. Producto y render manufacturado hace 10 años

Quizá sea mi percepción, pero a veces creo que los diseñadores hablamos poco de lo que significa crear y mostrar nuestras ideas a través de productos. Lo que puede significar recibir una (o muchas) crítica(s).  Son muy pocos los diseñadores/as con los que he hablado de las experiencias que tienen al ver los productos que imaginaron por primera vez en una tienda, planta de producción, etc. Sin embargo, cuando he tenido la oportunidad de hacerlo es siempre gratificante ¡quizá es una experiencia exclusiva al diseño!

A veces me pregunto ¿qué me gusta de ser diseñador industrial? Razones para responder esta pregunta son muchas, por ejemplo, la intensidad de las emociones y sensaciones que me provoca el ver materializados los objetos que estuvieron en mi mente y compartir esta experiencia con jóvenes interesados en ser diseñadores/as podría motivarlos para  que se inclinen por esta profesión. Compartirla con otros colegas puede ser un punto de discusión en torno a un interés común, nuestra profesión.  Imagino también que podría ayudar a entender un poco mejor a los y las diseñadoras, por ejemplo, ¿este grupo de personas comparten ideas en relación a lo que se dedican profesionalmente? ¿Cuántas respuestas podrían generar un grupo de diseñadores/as en relación a lo que les gusta de su disciplina? ¿Nos reconoceríamos en esas respuestas? ¿La experiencia es la misma al crear un objeto que al crear cientos? 

Para concluir, me gustaría saber, y a ti ¿Qué te gusta de ser diseñador/a?

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