Si en este momento me preguntaran como definiría al diseño en una palabra diría “contradicción”, tal vez por naturaleza la humanidad es contradictoria y en algún momento todas las personas hemos caído en algún tipo de contradicción. Por ejemplo, me considero una persona que crítica y cuestiona el Diseño como disciplina y a los diseñadores que creen ser estrellas del diseño. En el caso especifico de México considero que su trabajo no es autentico como ellos lo definen o lo venden. Las “buenas ideas” que pueden tener carecen de profundidad, lo que impacta en el resultado final de sus creaciones y es ahí en donde quizá se centra mi crítica. El resultado de sus propuestas termina siendo elitista, es decir los objetos que diseñan están restringidos a un grupo de personas que se define por su poder adquisitivo. En México, un país que tiene millones de pobres, a alguien se le ocurrió diseñar una silla que cuesta aproximadamente 80,000 pesos, aproximadamente 7000 dólares y que además presume de ser sustentable, esto representa una total contradicción para el mundo del diseño y para mí son puras palabrerías. Esta situación, sin embargo, no es exclusiva de México o Latinoamérica, se ha sugerido que el diseño industrial y los diseñadores trabajan en proyectos que solo las clases económicas media y alta tienen acceso (Ver Design for the other 90%, 2007).
El área de la investigación no es la excepción, es muy costosa, por ejemplo participar en un congreso representa una fuerte inversión económica o escribir un artículo en una revista arbitrada requiere la inversión de tiempo, dinero de alguna universidad o empresa privada. La fluidez de capital se refleja en el número de publicaciones que una universidad realiza al año, entre otras cosas.
Durante Marzo y Abril estuve escribiendo un artículo para la Conferencia Internacional de Ingeniería en diseño, después de muchas revisiones por los “expertos” mi artículo fue aceptado. Si les interesa saber, trabajé duro en él, esto no significa que sea de buena calidad, que sea relevante, que sea buena investigación, que tenga un impacto social o que haga un aporte trascendente para el diseño. Esto lo menciono porque, si bien, hay criterios de evaluación para determinar la “calidad” de un artículo, dichos criterios son interpretados por “expertos” quienes deciden si el artículo tiene relevancia en el área de investigación correspondiente, si la redacción es clara, el uso del Inglés es correcto y si es original. La originalidad, por dar un ejemplo, es un término demasiado ambiguo.
Video Promocional de la Conferencia
La conferencia será en Copenhague en Agosto de 2011 y los costos para asistir son elevados para mí que sólo cuento con una beca del CONACYT. A continuación presento un presupuesto estimado para asistir, los gastos se determinaron considerando que vivo en Londres:
Tren Londres-Gatwick £30
Boleto de avión Londres-Copenhague £80
Registro a la conferencia £695 (si realiza en la primera semana de junio)
Hospedaje y alimentos £220
Esto da un aproximado de 1020 libras.
Es interesante comentar que se espera la asistencia de más de 300 participantes de diversas partes del mundo, lo que parece ser un buen negocio para los organizadores.
Bajo el escenario anterior, ¿quién puede asistir a estas conferencias?
Yo soy originario de la ciudad de México y durante los últimos años di clases en una universidad pública y como investigador latinoamericano podría decir que si quisiera asistir a esta conferencia tendría que obtener recursos de la universidad, los cuales generalmente son limitados o usados para otros propósitos. Por ejemplo, un coordinador de la licenciatura de diseño de cualquier escuela tiene acceso relativamente fácil para asistir a conferencias, -hablando en términos económicos- lo cual es muy difícil para un estudiante de doctorado y ya no decir de maestría o investigadores independientes. Además, el presupuesto se usa muchas veces considerando intereses personales. Conozco profesores brillantes en Latinoamérica que podrían tener una contribución muy importante en estas conferencias y que valdría la pena que lo hicieran, sin embargo, las propias universidades los limitan de diferentes formas. Si no son profesores de tiempo completo no tiene derecho a solicitar recursos para investigación aún cuando tengan un buen proyecto o simplemente no son cercanos a los coordinadores de las escuelas de diseño, de esta forma se les restringe el acceso a estas conferencias.
Figura 1. Ponencia en la conferencia Diseño y Emociones 2008
El problema es que muchos coordinadores de carrera que participan en estos eventos no aprovechan estos espacios para impulsar cambios sustantivos en las escuelas de Diseño, planes de estudio y actualización de la academia, en este sentido, quizá es mas enriquecedor que los estudiantes de maestría y doctorado asistan a los congresos, considerando que sirven para conocer a otras personas, intercambiar opiniones, aprender nuevos enfoques, tener acceso a las memorias de la conferencia, conocer la institución que organiza el congreso, lo cual puede reflejarse en la aportación de ideas de reestructuración en sus instituciones educativas o en su formación como investigadores o investigadoras.
Creo que un primer paso es apoyar y organizar los congresos en Latinoamérica para que los estudiantes cuenten con un espacio en donde puedan intercambiar ideas y ampliar su visión de la investigación en diseño, además esto fomentaría y motivaría el desarrollo de investigación. Es importante fortalecer a la población estudiantil, que dentro del sistema educativo son quienes tienes menores oportunidades de acceder a este tipo de actividades educativas. En otras palabras, los estudiantes son el sector más desprotegido.
Si bien presentar un artículo en una conferencia internacional es en cierta medida un merito, algunas veces los criterios para aceptar o rechazar un artículo difieren enormemente entre las personas que lo revisan y evalúan. En mi experiencia, en muchos casos, la obtención de fondos es más importante que la calidad de la investigación para presentar un proyecto en un congreso internacional. Quizá esto también está relacionado a los intereses de los organizadores para atraer la mayor cantidad de participantes y cerrar el negocio que representan las conferencias.
Bibliografía
Design for the other 90% (2007) Copper-Hewitt, National Design Museum.
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