El diseño industrial se gestó a la par de la revolución industrial. Este momento histórico estableció cambios sociales, culturales y tecnológicos muy grandes que repercutieron ampliamente en la vida de los seres humanos y su entorno. Los cuestionamientos acerca de dichas repercusiones no se hicieron esperar. Marx y Engels mencionan que “la estructura social quedó despedazada, las aldeas desiertas, y las ruinas de las moradas humanas daban testimonio de la crueldad con la que se desencadenaba la revolución industrial....la población quedó diezmada....atormentada, convertida de campesinos honestos en una horda de mendigos y ladrones.” Otro personaje que expresa su inconformidad ante esta situación y desde una perspectiva única fue A.W. Pugin, quien expone su desacuerdo al iniciar una reforma social a través del arte, en específico, de la arquitectura y los objetos de uso cotidiano, factores que consideraba claves para iniciar el cambio que proponía. Estas ideas fueron planteadas en su libro “Contrastes”, donde diferenciaba las glorias de la arquitectura medieval y su ‘sociedad civilizada’, con la arquitectura que se construía en su época, que para él era el reflejo de la degradación social ocasionada por la revolución industrial. Siguiendo una línea similar surgieron otros críticos de la industrialización, entre ellos John Ruskin, quien estuvo fuertemente influido por Pugin, sobretodo en la idea de comenzar un cambio social a través del arte y encabezado por la arquitectura. Sus ideas las plasma en el libro “Las siete lámparas de la arquitectura”, en donde establece sus lineamientos éticos: verdad, belleza, vida, memoria, obediencia, poder y fuerza. Cada uno de estos tienen un significado muy específico para Ruskin; lo que llama verdad hace referencia a la honestidad que debe asumir el arquitecto. Por belleza, hace referencia a la búsqueda de perfección en la naturaleza y su relación con Dios. El poder es el impacto social que tiene el arte. El concepto de vida involucra a todos los seres que existen en la tierra. Memoria, refiere a los aspectos culturales de la sociedad, así como a la importancia de conocer la historia. Obediencia, significa humildad. Fuerza, no ceder ante las primeras alternativas sino buscar diferentes opciones para solucionar adecuadamente cualquier proyecto.
Fig. 1 El parlamento Británico es resultado de las ideas de Pugin
William Morris, fundador del Movimiento de Artes y Oficios, sostenía que el principal propósito del diseñador es salvar a la sociedad, y el modo que proponía para cumplir sus objetivos era a través de la creación de objetos útiles para el individuo y la sociedad. Además, exhortaba a responsabilizarse por el ambiente, utilizando materiales nativos, obteniendo un patrón formal inspirado en la naturaleza, o reutilizando técnicas de producción olvidadas que no contaminaban tanto, cómo lo hacían las máquinas que proliferaron con la revolución industrial. Los postulados propuestos por Pugin, Ruskin, y Morris coinciden en promover un cambio social se han mantenido presente a lo largo de la historia del diseño y continúan vigentes. Humanizar productos ha sido una constante del campo proyectivo y se alimenta de ideas como la de K. Marx y F. Engels, quienes hacían la siguiente reflexión: “Si el hombre es formado por las circunstancias, entonces es necesario formar las circunstancias humanamente", cuestión que tanto el Movimiento de Artes y Oficios como la Bauhaus trataban de lograr desde diferentes perspectivas.
Fig. 2 Una de las máquinas de vapor más viejas que existen en el museo de ciencias, resultado de la revolución industrial
A pesar de que han transcurrido varias décadas el cambio social a través del diseño sigue siendo una aspiración de nuestra disciplina al mantener muchos de estos ideales y salvaguardando su herencia social. Conociendo dicha herencia, resulta lógico que hayan surgido enfoques como el diseño sustentable, social, o incluso de experiencias. Más aun que algunos teóricos afirmen que “el diseño es básico para todas las actividades humanas”, disciplina trascendental para el desarrollo global ya que “en esta era de producción en masa cuando todo debe ser planeado y diseñado... el diseño se ha convertido en la más poderosa herramienta con que el hombre da forma a sus herramientas y ambientes (y, por extensión, a su sociedad y a sí mismo)” (Papanek, 1992). Si bien estas afirmaciones son exageradas, los planteamientos de Morris, Pugin y Ruskin han comenzado a concretarse de diversas maneras, por ejemplo, a partir de la década de los 90’s surgió la biomimica (ver entrada) que se inspira en la naturaleza para crear soluciones innovadoras en la creación de productos. De igual manera han surgido publicaciones como “Design for the other 90%” un compendio de ensayos de diversos especialistas que exploran el impacto social del diseño industrial o ‘Design Revolution: 100 Products That Are Changing People's Lives’ que muestra objetos que existen en el mercado y que buscan mejorar la vida de los seres humanos.
Fig. 3 Una laptop para cada niño, proyecto encabezado por Nigroponte, MIT
Como he mencionado en otros blogs, no creo que nuestra disciplina por si misma solucione problemas sociales, por ejemplo, la inseguridad. En la medida que los especialistas, consideren el impacto –positivo o negativo- que implica participar en un proyecto o desarrollar un objeto nuevo puede ser un parámetro para mejorar su entorno y mantener viva la herencia social del diseño industrial.
Bibliografía
Papanek, Victor; Design for the real world, Academy Chicago publishers, Chicago, 1992, pag de.322 a 347
1 Polanyi, Kart, the great transformation, Viena, 1977, página 55
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